martes, 7 de junio de 2016

Ortomolecular

Medicina Ortomolecular, ¿qué es?

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La Medicina Ortomolecular se basa en un precepto principal, básico y fácil de entender y es el de tener conocimiento de que el organismo se compone de miles de millones de moléculas las cuales conforman nuestras células, tejidos y órganos, estas moléculas están en perpetuo cambio debido a las diferentes condiciones reinantes dentro del organismo e interactúan con otras moléculas que ingresan al mismo. Cuando el equilibrio molecular se desfasa o cambia radicalmente se produce la enfermedad.

La Medicina Ortomolecular (Orthos=justo o correcto) se refiere a tomar cantidades óptimas de sustancias que están en nuestro organismo, corrigiendo sus concentraciones y conseguir un nivel óptimo para mantener la buena salud.  La Medicina Ortomolecular es la parte de la Medicina dedicada a la rehabilitación celular, al restablecimiento bioquímico del organismo. Este objetivo se consigue a través del uso de sustancias y elementos naturales como vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos, prebióticos y coenzimas, los cuales van a permitir un reequilibrio bioquímico, neutralizando efectos tóxicos.

Feng Shui

feng-shui

El Feng shui es el antiguo arte chino que consiste en equilibrar energías mediante la integración de las personas, los edificios y el paisaje para crear un conjunto armónico.

Traducido literalmente, feng shui significa viento y agua. Se basa en el principio según el cual el lugar donde vives y trabajas y la manera en que dispones las habitaciones y los muebles de tu casa pueden afectar a tu salud, riqueza y felicidad.

Una forma sencilla de explicar lo que es el feng shui sería decir que es nuestra respuesta intuitiva al espacio. Todo el mundo sabe lo que se siente cuando decidimos mudarnos y visitamos casas que están en venta. Algunas viviendas no nos gustan, tienen “malas vibraciones”, mientras que otras nos hacen sentir cómodos y tranquilos, en ellas todo parece encajar a la perfección con nosotros.

Reflexología podal

reflexologia

Historia de la Reflexología y de los masajes reflejos, desde la prehistoria hasta nuestros tiempos.

Cuando los hombres prehistóricos caminaban descalzos sobre la tierra estimulaban, sin saberlo y de forma natural, las zonas reflejas de sus pies, pero el posterior empleo de calzado fue disminuyendo su sensibilidad innata.     
      
En China, hace unos 5.000 años, se conocían formas de tratamiento por medio de puntos de presión y aunque, desgraciadamente, no conservemos registros que describan su método de aplicación, son consideradas la base de todo conocimiento sobre las zonas reflejas.         
  
Entre los documentos más antiguos que se conservan sobre el masaje reflejo destacaremos el "Nei Tching Sou Ven", atribuido a Huang Ti, el Emperador Amarillo, y que data del 2.700 a.C. En él se describen tratamientos para recuperar el equilibrio corporal (homeostasia), cuya pérdida es la causa y origen de todas las enfermedades.      

Acupuntura japonesa

acupuntura

La acupuntura japonesa o moxibustión es una práctica de la medicina oriental.

Es un tratamiento que utiliza los mismos puntos que la acupuntura, pero a diferencia de ésta, utiliza el calor como herramienta para aliviar tensiones. El calor es transmitido al quemar una hierba denominada "moxa" obtenida de la planta conocida con el nombre de Artemisa (Artemisia vulgaris ).
Existen dos tipos de técnicas que pueden ser utilizadas en este tratamiento.

Kinesiología

kinesiologia

¿Qué es la Kinesiología?

La Kinesiología es una terapia natural que se basa en equilibrar el flujo de la energía que circula por nuestro cuerpo a través de los canales energéticos, denominados meridianos y que están directamente relacionados con los puntos energéticos de acupuntura.

¿En qué se basa la Kinesiología?

Con la kinesiología se identifican los factores que paralizan los procesos naturales de sanación del cuerpo. Un examen que se realiza aplicando técnicas suaves de las reacciones musculares, permite identificar en que zona u órgano hay un bloqueo o desequilibrio que influye negativamente en el bienestar físico, emocional o energético.
Estos desequilibrios siempre tienen su origen en aspectos emocionales que son almacenados como "traumas", no digeridos a nivel mental y que traducen sus consecuencias en el cuerpo físico, enfermedades, molestias, dolores, etc.

Reiki

reiki

Es un sistema de armonización natural que utiliza la Energía Vital Universal, la cual permite tratar enfermedades y desequilibrios físicos y mentales.  Mikao Usui, (monje budista japonés) fue quien desarrolló el Reiki durante un retiro espiritual a mediados del siglo XIX, aunque él siempre afirmó que únicamente "redescubrió" una técnica de sanación milenaria que ya existía pero que llevaba mucho tiempo olvidada.

La práctica del Reiki se basa en un emisor que, a través de sus manos transmite Reiki (energía vital) a un receptor que puede ser él mismo u otra persona (presente o no en el espacio-tiempo), con el fin de paliar o eliminar molestias y enfermedades. No obstante, dado que Reiki es una energía universal los tratamientos también pueden dirigirse a otros seres vivos como animales, plantas o situaciones.

Es una energía inofensiva, sin efectos secundarios, es práctica, segura, eficiente y compatible con cualquier otro tipo de terapia.

Biodinámica craneosacral

craneosacral

Es un método suave, no invasivo,  que trata al ser humano de forma holística. Mediante la escucha del cuerpo, a través de  un contacto ligero por las manos entrenadas del facilitador, se permite al cliente  conectar con su Sistema Inteligente de salud  inherente al organismo.

Esta técnica está basada en el principio de que el cuerpo-mente es un sistema organizado que tiene en su interior toda la información de auto sanación que necesita para mantener  por sí mismo un estado de equilibrio. 
                                       
Existe una pulsación sutil que emerge en los tejidos y fluidos del cuerpo, llamada Impulso Rítmico Craneal, que se percibe como un movimiento respiratorio en todas las estructura del sistema craneosacral (encéfalo, medula espinal, huesos craneales, vértebras, pelvis y sacro). La potencia y calidad con que emerge y se transmite esta pulsación a todo el organismo, determina su estado de salud y vitalidad.   

Osteopatía

osteopatia

Se trata de una disciplina terapéutica y de un conjunto de conocimientos específicos basados en la anatomía y fisiología del cuerpo humano, en el conocimiento de cómo intervienen los diferentes tejidos en la producción de la enfermedad y en la aplicación de técnicas de normalización de las funciones alteradas, técnicas que la Osteopatía ha desarrollado durante más de un siglo de evolución de la disciplina (la primera escuela de Osteopatía data del año 1892 en Estados Unidos) a través de las Escuelas de Osteopatía o Facultades de Medicina Osteopática, dependiendo del desarrollo de la disciplina en cada país.

Aunque a la Osteopatía se la relacione fundamentalmente con problemas que afectan al aparato locomotor, lo cierto es que trata al ser humano de forma global, como un todo, restableciendo el equilibrio perturbado mediante técnicas manuales dirigidas a cualesquiera de los tejidos afectados, sean estos del sistema musculoesquelético, visceral, nerviosos etc. Se trata de una terapéutica manual que ayuda a aliviar, corregir y recuperar lesiones musculo-esqueléticas y patologías orgánicas. La intervención osteopática realiza un diagnóstico funcional a partir del cual utiliza un conjunto de métodos y técnicas con finalidad terapéutica y/o preventiva que aplicados manualmente sobre los tejidos musculares, articulares, conjuntivos, nerviosos etc, obtienen de forma directa o refleja, reacciones fisiológicas que equilibran y normalizan las diferentes alteraciones musculares, osteoarticulares, orgánicas y funcionales, mejorando o resolviendo el cuadro clínico e incidiendo especialmente en sus manifestaciones dolorosas.

Quiromasaje




quiromasaje

El quiromasaje es una técnica que consiste en manipular piel, tejido adiposo y músculos del cuerpo humano, que en la década de los años 40, introdujo en España el doctor Vicente Lino Ferrándiz García, procedente de Suiza.
Históricamente, tenemos testimonios escritos o gráficos de la práxis del masaje en la Corte de los Emperadores Chinos, en el Antiguo Egipto, en Irán, en Asia, en la antigua Grecia o en el Imperio Romano. Sus beneficios han llegado hasta nuestros días evolucionando desde las técnicas más simples hasta el desarrollo específico de algunas mucho más complejas para aliviar dolencias concretas del cuerpo y/o el organismo.

Lo que diferencia e identifica el quiromasaje es que se trata de un masaje manual, siendo únicamente la mano humana la capacitada para percibir con exactitud el grado de presión a ejercer y la sensibilidad con el tejido a tratar. Por supuesto esto no lo puede conseguir ninguna máquina inventada por el hombre.

Vivimos en engaños y trampas mortales

Las edificaciones esconden trampas invisibles perjudiciales para la salud

Son amenazas invisi­bles, que pasan des­apercibidas, pero no así sus efectos, espe­cialmente a largo pla­zo. Los materiales constructi­vos, las pinturas, los aparatos electrónicos o los factores am­bientales externos son sólo algu­nas de las trampas para la salud que poseen la mayoría de las vi­viendas y edificios de oficinas. A mediados de mayo, el Col-legi d’Arquitectes de Catalu­nya (COAC) organizó un congre­so sobre Bioarquitectura en el que se habló sobre arquitectura, clima y salud. Se dieron a cono­cer datos muy significativos, co­mo que el 10% de los cánceres de pulmón tienen su origen en el mal ambiente del aire interior de los edificios. La cifra puede resul­tar excesiva, pero hay que tener en cuenta que cada vez pasamos más horas en espacios cerrados, con lo que las viviendas o bien los puestos de trabajo se convierten en una segunda piel para las per­sonas. ¿Qué se puede hacer para evitar que las construcciones sean tan poco saludables, tan po­co biocompatibles?

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Mariano Bueno es uno de los principales expertos en este te­ma en España. Bueno señala cuá­les son los principales puntos que tener en cuenta. Uno de ellos es el entorno de la vivienda. “Se ha constatado que las personas que habitan en zonas con vegeta­ción abundante viven unos cinco años y medio más que los que residen en zonas degradadas o sin vegetación”, asegura. La explica­ción es que “la vegetación regula la calidad del aire ambiental”, añade. La elección del emplaza­miento es un punto clave. Si se puede es mejor evitar las zonas con calles muy transitadas o bien cercanas a industrias o, al menos, orientar y organizar la vivienda en función de ello. En este senti­do, la estancia que precisa de ma­yor protección es el dormitorio, donde se pasa un mayor número de horas. Pero Bueno explica que ha visto “casos con más contami­nación electromagnética en el dormitorio que en el exterior, donde había antenas de telefonía móvil o de telecomunicaciones”. Para evitarlo, Bueno recomienda vigilar los enchufes, las radios despertadores y los móviles enci­ma la mesilla de noche.
La contaminación electromag­nética debida a líneas de alta ten­sión o antenas de telefonía móvil o de telecomunicaciones es la que más mala fama tiene, pero la naturaleza posee también sus propias amenazas. Antes de cons­truir un edificio, Bueno reco­mienda analizar mediante estu­dios geobiológicos las energías que emanan del suelo, especial­mente allí donde hay fallas o cursos de agua subterráneos, por la toxicidad del gas radón.

 Otro factor muy importante son los materiales que se usan pa­ra construir el hogar o bien los que introducimos en su interior. Bueno explica que lo mejor es op­tar por “los materiales menos pro­cesados, más naturales, como la madera, pero los recubrimientos de estos materiales son todavía más importantes”. El experto se refiere a pinturas o barnices, que tienen una elevada toxicidad.
 La calidad del aire interior tam­bién es vital, según Bueno. “Hoy en día pecamos de ventilar poco, de no realizar el adecuado mante­nimiento de aparatos, como el ai­re condicionado -que puede ser un importante caldo de cultivo de bacterias, hongos y otros mi­crobios-, y, además, limpiamos con productos de elevada toxici­dad”, advierte. Las amenazas no son pocas y algunas son de difícil solución, pero las hay que son só­lo cuestión de hábitos.

La estancia que precisa de mayor protección y cuidados es el dormitorio, ya que es donde se pasa más tiempo.


jueves, 2 de junio de 2016

Vida y escuelas sin WIFI

“No se olvide de apagar el wi-fi por la noche”
Entrevista a: Agustín Bocos,  abogado ambientalista
La Contra de  La Vanguardia 10/10/2011 – 00:00
 Ima Sanchís


Pionero

Una exposición prolongada y continuada en el tiempo a las radiaciones que emite el wi-fi tiene efectos nocivos en la salud. En casi todos los colegios el acceso a internet se hace a través de wi-fi. Se estima que los niños están un mínimo de 6 horas al día expuestos a estas radiaciones, 132 horas al mes, 1.188 horas al año. La Organización para la Defensa de la Salud, la Fundación Vivo Sano y la Fundación para la Salud Geoambiental han lanzado una campaña nacional para retirar el wi-fi de los colegios. Bocos es uno de los pocos abogados especializados en contaminación electromagnética en España, fundador de Juristas Contra el Ruido y profesor de máster en Derecho Ambiental.

sinwifi

¿Por qué hay que retirar el wi-fi de los colegios?

Emiten radiaciones electromagnéticas a una potencia muy elevada; las consecuencias son nocivas para todos, pero en especial para los niños, más vulnerables porque están en pleno desarrollo.
Inglaterra, Francia y Suecia los están retirando.
Sí, de escuelas, museos, bibliotecas y lugares públicos. La tecnología inalámbrica no está revisada por sanidad ni por ningún organismo que nos pueda decir qué potencia emite y cómo se controla esa emisión.

¿Hay estudios?

Existe un informe de acceso público, Bioiniciative, que resume más de 2.000 estudios internacionales. En la resolución del Consejo de Europa de mayo se recogen las conclusiones de este informe: los estudios vinculan la exposición prolongada a radiaciones electromagnéticas con ciertos tumores.

Radiaciones malignas, pero necesarias.
Para conectarse existen otros sistemas que permiten disfrutar de internet a través de la red eléctrica.

¿Qué dice la OMS?

Ha clasificado oficialmente este tipo de radiaciones como posible cancerígeno.
Si sumamos las radiaciones de los wi-fi de un edificio, debemos estar todos fritos.
Mi consejo es utilizar cable. Ya hay estudios que relacionan la hiperactividad, las cefaleas y el mal dormir infantil con estas ondas. ¿Para qué correr riesgos, si existen tecnologías alternativas sin riesgo?
Es el progreso.

En todo caso, hay que apagarlo por la noche, es lo mínimo.

¿Qué le llevó a dedicarse a estos temas?

Hace doce años, junto a un refugio de perros y gatos, en medio del campo, instalaron una antena de telefonía móvil. Me llamaron porque los animales estaban muy nerviosos, se autolesionaban y querían escapar.
 
¿Ganó el caso?

Sí, no tenían ni permiso. El siguiente caso, hace diez años, fue el del colegio García Quintana de Valladolid, en el que estaba personalmente implicado.

¿Sus hijos?

Sí. Hubo cinco casos de leucemia. Cerca del colegio había un edificio plagado de antenas de telefonía en la azotea. Presentamos un escrito al Ayuntamiento explicando que había estudios que vinculaban la leucemia infantil con la radiación electromagnética. Queríamos saber la potencia de esas antenas.
El alcalde debió de preocuparse.
Se negó a recibirnos, dijo que éramos “unos padres histéricos”. Pusimos una querella criminal por una supuesta prevaricación y contra las operadoras por contaminación ambiental. Ganamos, pero una niña murió.

¿Ha ocurrido en otros colegios?

Ahora mismo en un colegio de Pinto, en Madrid, hay varios casos, y en el Dos Hermanas, en Sevilla, hay cuatro casos.
Mala solución tienen, si queremos hablar por teléfono.
Se están investigando tecnologías alternativas de telefonía móvil sin microondas en Japón y EE.UU. Mientras, hay que utilizar el móvil con cautela, con el altavoz o con aparatitos que evitan las radiaciones, porque si te lo pones en el cerebro eres tú la antena

Empiezan a aparecer casos de hipersensibilidad a las ondas electromagnéticas.
Y ya hay una sentencia que concede una incapacidad por ello, la Seguridad Social va a pagar a esa persona una pensión de por vida. Es el primer caso, pero me temo que va a haber muchos más.
La potencia que emiten estos aparatos ¿está controlada?
España permite 400 microvatios por centímetro cuadrado. Castilla-La Mancha, 0,1 microvatios; Catalunya, 200. En Nueva Zelanda, el nivel permitido es de 0,01, y en Nueva Gales del Sur, Australia, 0,001. Es como decir que en un lugar se puede ir a 200 kilómetros por hora y en otro a 100.000.

¿Y no tienen problemas de cobertura?

No. Entonces, ¿por qué someter a la población a tanta potencia si no se necesita? La normativa española no protege en absoluto a los ciudadanos, los niveles son muy altos, y si quisiéramos saber qué cantidad de radiación estamos recibiendo, sólo lo conseguiríamos poniendo una denuncia.
Uf.

No existe un sistema de control permanente y fiable que permita a los ciudadanos saber en todo momento las radiaciones a las que están expuestos.
Sería necesario.

La contaminación electromagnética se está incrementando a pasos de gigante en muy poco tiempo y no sabemos qué va a pasar, probablemente lo sepamos cuando las consecuencias sean irreversibles. La propia UE está instando a los estados a que reduzcan los niveles. Hoy se estipula que por encima de 0,1 hay peligro de daño sobre la salud.

¿Alguna iniciativa ciudadana?

La Universidad Politécnica de Madrid ha ideado un sistema de control permanente y de acceso libre para todos los ciudadanos de Leganés a través de internet y de una pantalla gigante en el Ayuntamiento.

¿En qué punto está?

Las operadoras pusieron un recurso, y se dictaminó la suspensión cautelar. Yo defiendo a la federación de vecinos, y hemos recurrido. Esperemos que estos sistemas se generalicen, porque los ciudadanos tenemos derecho a saber.


La salud en el hogar

Vivir en un entorno saludable nos permite dormir mejor y estar menos expuestos a diferentes transtornos. Para ello es importante tener en cuenta los estudios que se han llevado a cabo, según los cuales, es fundamental poner en marcha lo que se denomina «la búsqueda del buen sitio». Este artículo nos aproxima a ellos.

hogar
Conocer los factores de riesgo para la salud en el entorno de la vivienda ayuda a prevenir aquellas patologías relacionadas directa o indirectamente con el medioambiente más habitual y permite vivir en una casa más saludable y ecológica.

La salud es quizás el bien más preciado. Gozar de un estado de salud global óptimo depende de múltiples factores, algunos de ellos bien conocidos, como hacer ejercicio regularmente, alimentarse adecuadamente con productos sanos y regeneradores o disfrutar de relaciones, actitudes y pensamientos positivos, así como otros menos divulgados, como es la influencia en la salud de la casa o del lugar en el que vivimos, trabajamos, estudiamos o descansamos.

La vivienda es una necesidad básica, y en su elección, se busca además de una protección del medio externo, una calidad de vida y un confort, pero también es preciso considerar otros aspectos que son importantes para la salud de las personas que vivirán en ella.

Tal y como nos muestra la geobiología y la biohabitabilidad, una vivienda puede resultar amiga para la salud y el bienestar de sus moradores, o bien al contrario, puede concentrar toda una serie de factores de riesgo que merman o deterioran poco a poco nuestra salud.

De hecho, en la elección de un lugar para vivir, al construir, comprar o alquilar una vivienda se presentan múltiples posibilidades.

A menudo, priman en esta elección factores como el entorno (campo, ciudad, periferia, centro…), el tipo de construcción (casa, apartamento, piso) y las disponibilidades económicas.

En cambio, no suelen considerarse criterios de salud, y son pocas las personas que valoran aspectos relacionados con las radiaciones naturales o artificiales del entorno en donde van a vivir.

Estudio del hábitat saludable

La geobiología es la ciencia que estudia la relación entre las radiaciones o energías provenientes de la tierra -naturales y artificiales- y las del cosmos, analizando los efectos de dichas radiaciones en los seres vivos, aportando opciones y soluciones para que una vivienda sea más saludable, a partir de los criterios que establece la biohabitablidad.

Un estudio de geobiología y de biohabitabilidad analiza los parámetros clave para que una vivienda sea saludable, como son: la valoración del entorno (ubicación, paisaje); la valoración de los factores de contaminación ambiental en el exterior y en el interior de la vivienda (contaminación sonora y lumínica, presencia de fuentes de campos electromagnéticos, como torres de alta tensión, antenas de telefonía móvil, red eléctrica).

También influye la contaminación por sustancias químicas tóxicas (presentes en el aire, materiales de construcción, pinturas, mobiliario), así como el estudio de las alteraciones geofísicas o la presencia de intensas radiaciones terrestres a fin de localizar la correcta ubicación, especialmente de los lugares de máxima permanencia y de descanso, introduciendo el concepto de «búsqueda del buen sitio».

Entendemos como buen sitio el lugar favorable para la vida, libre de radiaciones alteradoras de la salud provenientes de la tierra o de otros factores de riesgo naturales o artificiales.

Dormir en la vertical de una zona de intensa radiación telúrica -venas de agua subterránea, fisuras, grietas, fallas, redes energéticas de la tierra, como la red Hartmann o la red Curry, entre otras- puede resultar perjudicial para la salud.

Esta asociación entre el lugar de descanso, es decir, donde está ubicada la cama, y la salud de la persona que en ella duerme diariamente fue ampliamente estudiada e investigada por el médico alemán Ernst Hartmann a principios de los años 50.

El Dr. Hartmann observaba cómo algunos de los pacientes que acudían a su consulta, después de un diagnóstico y un tratamiento, no mostraban mejoría y, en cambio y para su sorpresa, remitían los síntomas cuando estos pacientes cambiaban de lugar de residencia durante un tiempo.

De las investigaciones de Hartmann, así como las de muchos otros investigadores en Geobiología, como R. Endrös, E. Lotz, B. Mertz, R. Alexandre, M. Bueno, se sabe cómo la vivienda tiene una influencia en la salud, y principalmente, cómo influyen los lugares de máxima permanencia, como es el caso de la cama, en la que de promedio se pasa un tercio de la vida.

Podríamos hacer un paralelismo con la energía del sol, ya que si bien es recomendable tomar el sol diariamente, pues entre sus múltiples beneficios conocemos que propicia la síntesis de la vitamina D, estimula el sistema inmune, revitaliza y aporta optimismo, no es aconsejable tomar el sol durante muchas horas seguidas, ya que una sobre-exposición puede causar insolación o quemaduras en la piel.

Al igual que sucede con la radiación solar, hay que aprender a relacionarse con las energías o las radiaciones de la tierra, provenientes del subsuelo, ya que son necesarias e imprescindibles para la vida, aunque procurando evitar una sobreexposición a las mismas.
Es por ello, que dormir en la vertical de una zona de intensa radiación telúrica -como una vena de agua, una falla, o un cruce de líneas Hartmann o Curry- puede resultar perjudicial para el bienestar y la salud.

Una prolongada exposición a estas radiaciones influye en los sistemas de regulación inherentes a todos los seres vivos, tanto el sistema nervioso, el neurovegetativo o el sistema inmunológico, pudiendo resultar tan alterado que, tras una serie de disfunciones generales, puede aparecer la enfermedad. De aquí, que a la Geobiología se la haya denominado la Medicina del Hábitat.
Sensibilidad personal

En este punto, hay que señalar que no todas las personas reaccionan de la misma forma ante una sobrexposición a las radiaciones o energías naturales.

Aquí entra en juego la sensibilidad personal. Al igual que sucede con la radiación solar, hay personas que pueden tomar el sol durante tres o cuatro horas sin problemas aparentes, así como hay una parte de la población que se cataloga como sensible o hipersensible y que, con sólo una hora por ejemplo, ya tienen síntomas de rojez en la piel, picor, o dolor de cabeza.

Y con las radiaciones naturales de la tierra, las llamadas energías o radiaciones telúricas, también sucede lo propio: hay personas que son más sensibles a ellas y notan sus efectos mucho antes.

Por ello, para poder disfrutar de un estado de salud más óptimo, se recomienda evitar los lugares o las zonas de intensa radiación telúrica, ubicando el lugar de descanso, la cama, en una zona libre de estas intensas fuentes de radiación natural, en lo que se denomina el «buen sitio» o también «zona neutra», en el lenguaje de la Geobiología.

Y en estas zonas más favorables para la vida habría que ubicar también la mesa y la silla de trabajo, el lugar de estudio de los niños, las camillas de terapias, es decir, todos los lugares donde pasamos mucho tiempo a diario, a fin de que el organismo pueda estar relajado y pueda realizar sus funciones vitales de manera natural.

Independientemente de la sensibilidad personal específica, puede resultar interesante el estudio Geobiológico o de Biohabitabilidad de los espacios vitales de nuestra casa, sobre todo si se dan con frecuencia algunos de los síntomas vinculados a una sobreexposición a radiaciones naturales o artificiales.

Problemas de conciliar el sueño, despertarse más cansado y agotado que cuando se ha acostado, moverse constantemente durante la noche, pesadillas, tener sudores o frío súbito durante la noche, bebés que lloran desesperadamente despertándose a menudo o cambiando de posición en la cuna, levantarse con dolores que desaparecen durante el día, despertarse entre las 2 y las 4 de la madrugada (horas de máxima radiación terrestre), etc. son síntomas que pueden hacer pensar que se está descansando en una zona de fuerte radiación telúrica (una corriente de agua subterránea, una falla, un cruce de líneas energéticas…).

Además de las radiaciones naturales, también hay que considerar las radiaciones artificiales, debido a la introducción desmesurada de la tecnología que invade la mayoría de los hogares -electrodomésticos, ordenadores, teléfonos móviles, sistemas inalámbricos, camas eléctricas, y un largo etcétera-, creando ambientes con un intenso campo eléctrico y electromagnético perturbador para la salud, especialmente en los dormitorios y, sobre todo, durante las horas de descanso.

Incidencia en la salud

Los estudios científicos indican que dormir expuesto a un intenso campo electromagnético (CEM) interfiere en la actividad de la glándula pineal, inhibiendo la producción de la melatonina, hormona clave para gozar de una buena salud, ya que interviene en múltiples procesos biológicos, entre los que destaca las propiedades de modular el sistema inmune, actuar como un potente antioxidante y ejercer una clara acción antimutagénica y regeneradora.

Dormir expuesto a CEM inhibe la producción de la melatonina, por lo que el organismo se resiente en su proceso de reparación celular y de regeneración.

Y teniendo en cuenta que la melatonina se produce principalmente por la noche, está más que justificado el evitar estar expuestos a CEM durante el descanso nocturno.

En este contexto, se evitará tener cerca de la cabecera de la cama aparatos eléctricos tan comunes como el radio-despertador, fácilmente sustituible por uno de pilas, o el cargador del móvil con su transformador incluido, el equipo de música, sistemas inalámbricos, etc.

También evitaremos tener estos equipos en la habitación adyacente a la del dormitorio y, sobre todo, al otro lado de la pared que da con el cabezal de la cama, ya que estos campos electromagnéticos atraviesan las paredes y, por lo tanto, nos afectarían de igual modo.

Hacia una medicina preventiva

Muchos de los problemas de salud relacionados con el hábitat y el entorno se derivan de los estilos de vida y de sociedad actuales, que nos alejan de una cierta armonía con la naturaleza.

Pasamos el 80-90% del tiempo en el interior de espacios cerrados: el edificio del trabajo, la vivienda, la escuela, los lugares de ocio.

Todos ellos se han convertido para la mayoría de la población actual en lugares de máxima permanencia. De ahí, la importancia de tener muy presentes las opciones de viviendas y edificios más saludables y óptimas para la vida, primando aquellos aspectos que favorecen la biohabitabilidad y construidos según los criterios de la bioconstrucción.

Chequear la salud de nuestra vivienda implica una toma de conciencia del impacto que puede ejercer el entorno más inmediato en la salud física, psíquica, y mental, como un factor de salud global.

A través de la Geobiología y la Biohabitabilidad aprendemos a buscar los lugares favorables para la vida, a reequilibrar el hábitat y a vivir en él como parte de un conjunto más amplio del concepto de vida y salud plena.

Cuando surgen dudas respecto a cómo influye en la salud nuestra casa o el lugar de trabajo vale la pena investigar, aprender a reconocer las posibles causas de nuestros trastornos y, para ellos, la lectura del cuaderno monográfico «Geobiología y Biohabitabilidad: La salud a través del hábitat», publicado por la Asociación de Estudios Geobiológicos GEA.

Esto puede ser un buen principio y si la temática nos interesa, podemos profundizar con obras ya clásicas como «El gran libro de la casa sana» -de Mariano Bueno- o el libro, recientemente publicado, «Casa Saludable», libro extenso y ampliamente ilustrado, en donde se sintetiza y recoge toda la información teórica y práctica, analizando los diferentes factores de riesgo para la salud en el entorno del hábitat y en donde se ofrecen opciones que nos ayudan a disponer de una casa más sana y también más respetuosa con el entorno.

De la geobiología a la medicina del hábitat

Del estudio de las radiaciones y su influencia en la salud a los Criterios de Biohabitabilidad
Mariano Bueno

La salud, el entorno y el hábitat están estrechamente relacionados, y de hecho la geobiología, que estudia la relación entre las radiaciones procedentes de la tierra y la evolución de los seres vivos, surgió a partir de la necesidad de investigar y conocer mas afondo dichas sinergias y establecer un puente entre el saber antiguo y sus intuitivos conocimientos –a menudo perdidos u olvidados- y las más recientes investigaciones científicas. También se la ha llamado “medicina del hábitat” por la importancia que da a la vivienda, a los materiales de construcción, a su ubicación correcta o incorrecta, sana o malsana, y porque, entre otras cosas, advierte por qué motivos nuestro hogar puede ser causa de muchos de nuestros padecimientos y nos enseña a remediarlos. Y es que, en nuestras viviendas existen un gran numero de factores de riesgo poco conocidos y pueden darse un sinfín de errores que luego pagamos muy caros, porque el precio es el detrimento de nuestra salud física y en ocasiones, mental.

electromagnetismo
El nombre de geobiología se debe a que en un principio centró su interés en el estudio de las relaciones entre los seres vivos –especialmente el ser humano– y las radiaciones terrestres y el conjunto de energías emanadas de la tierra. Pero los investigadores descubrieron pronto que no sólo nos perturban o afectan las radiaciones naturales provenientes del suelo, sino que existe una larga serie de factores que poco a poco se han ido revelando como verdaderos enemigos de la salud pública: la contaminación eléctrica o electromagnética artificial, los compuestos químicos o radiactivos de determinados materiales de construcción y más recientemente, las radiofrecuencias o las microondas de la telefonía móvil. Por todo ello la geobiología se ha ido convirtiendo en una ciencia cada vez más pluridisciplinar y compleja que debe ir derivando hacia nomenclaturas mas amplias como por ejemplo: “ciencia de la Biohabitabilidad”.

La geobiología basa sus postulados en sistemáticos trabajos de investigación realizados por médicos, investigadores y científicos desde principios del siglo XX, y sobre todo en un ingente trabajo de campo en viviendas, lugares de trabajo o terrenos donde construir, llevado a cabo durante décadas por cientos de “prospectores geobiológicos”, que ha permitido constatar a partir de dicha experiencia y de la práctica geobiológica cotidiana, las estrechas relaciones que existen entre el lugar donde se vive y el estado de salud de los moradores .

Las primeras constataciones científicas sobre los trastornos de salud provocados por las radiaciones terrestres se llevaron a cabo a principios del siglo XX –Peire, Cody, Von Pol…–, siguieron constatándose en los años 50 –Hartmann, Endros, Curry…– y seguimos comprobándolas día a día la mayoría de quienes nos dedicamos a investigar sus efectos o a realizar tareas de prospección de viviendas.(imagen cama prospección)

Se trata de una labor que plantea muchas cuestiones y retos y que a menudo no resulta fácil de conceptualizar, dada la complejidad de las interacciones y sinergias de los diferentes factores estudiados y las notables diferencias de sensibilidad personal de un individuo a otro. Pero, a pesar de las grandes dificultades, resulta innegable la valiosa labor social que la mayoría de profesionales e interesados en la geobiología están realizando, ayudando a un cada vez mayor número de personas a hallar soluciones reales a sus problemas derivados de la exposición prolongada a radiaciones naturales o artificiales y promoviendo una verdadera salud preventiva al aconsejar la búsqueda de los buenos sitios para la edificación de viviendas y al priorizar la elección tanto de los materiales de construcción como de los sistemas constructivos acordes con los criterios de la bioconstrucción –sanos para los moradores de la vivienda y sanos para el entorno–.

Sobre la base de las primeras hipótesis geobiológicas, el doctor Ernst Hartmann, de la universidad alemana de Heidelberg, inició en los años cincuenta una serie de estudios, de extraordinario rigor científico, midiendo la resistencia eléctrica en diferentes personas y lugares. Las importantes variaciones registradas al cambiar de lugar al sujeto examinado, le permitieron comprobar la existencia y la orientación de la red señalada anteriormente por Peyré, pero también precisar y corregir algunos datos: las líneas de esa red o malla geomagnética son en realidad bandas –es decir, tienen cierta anchura, unos 21 cm– y sus separaciones son habitualmente de unos 2,5 m en el sentido norte/sur y de 2 m en el sentido este/oeste; estas cifras varían según la constitución del suelo, al tiempo que la densidad y nocividad de las desde entonces llamadas líneas Hartmann aumentan en presencia de fallas geológicas, venas de agua, líneas de alta tensión o durante los cambios atmosféricos.

Posteriores estudios, entre los que destacan los del físico francés Lucien Romani, han aportado nuevas precisiones sobre el tema, sin contradecir sus datos básicos, e incluso se ha detectado la existencia de otras redes (como la de Curry, dispuesta en sentido oblicuo a los puntos cardinales, con bandas de unos 80 cm de anchura y separaciones de 3,5 a 16 m).

El sistemático trabajo del doctor Hartmann y sus seguidores han permitido a muchos otros investigadores realizar serios trabajos que ponen en evidencia la realidad de la existencia de unas zonas patógenas para la vida humana. Al propio tiempo se han ido poniendo a punto el instrumental, los protocolos y la metodología de trabajo básicos para determinar la presencia y la incidencia de estas perturbaciones, lo que, además del interés científico, tiene el de permitirnos actuar en beneficio de la salud de quienes se ven afectados cotidianamente por exposición prolongada a dichas radiaciones.

La literatura geobiológica recoge un gran número de investigaciones llevadas a cabo por dichos investigadores, las cuales ofrecen evidencias claras de la estrecha relación entre las radiaciones emitidas por la tierra y el padecimiento de todo tipo de trastornos y patologías por parte de las personas (y también de plantas y animales) (imagen arbol con tumores) que permanecen largos periodos de tiempo en determinados lugares en los que se constataba la presencia de alteraciones geofísicas, gas radón o se descubrían diversas redes energéticas como las líneas Peire, Hartmann o Curry.

En los años 80 el ingeniero Alemán Robert Endros publicó el libro “las radiaciones y su influencia en los seres vivos”, en donde recogía cientos de estudios e investigaciones describiendo los mecanismo de interacción entre las diversas radiaciones terrestres (partículas ionizantes alfa o beta, radiación gamma, microondas, alteraciones de los neutrones térmicos, de la radiación infrarroja, etc.) y los procesos biológicos como el funcionamiento normal o anormal de las glándulas endocrinas como las suprarrenales, la tiroides o la hipófisis.

En las últimas décadas se han ido publicando investigaciones muy vinculadas a las áreas que investiga la geobiología, como la llevada a cabo en el año 93, por Raúl de la Rosa y los doctores Javier y Manuel Nuñez de Murga realizaron una experiencia con ciertas similitudes en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Valencia. A varios grupos de ratones se les inoculó una sustancia cancerígena que provoca la muerte de los roedores en un lapso preestablecido de 14,1 días –tumor ascítico de Ehrlich–.

Varios grupos de ratones fueron situados en zonas alteradas y otros en zonas sanas; además se les aplicaba, durante dos horas diarias, imanes permanentes –magnetoterapia–, exponiendo algunos grupos al polo norte del imán y otros al polo sur. Los grupos de control fueron situados en zonas neutras y no se les aplicó magnetoterapia.

El resultado de esta investigación resulta clarificador, ya que, mientras los ratones de los grupos de control morían a los previstos 14 días de media, tanto los ratones ubicados en zonas sanas como los situados en zonas telúricamente alteradas, que fueron sometidos a magnetoterapia, consiguieron vivir una media de días significativamente más alta, 19 días de vida media los situados en zonas sanas y 17 días los ubicados en zonas alteradas. Estos datos estadísticos muestran un incremento de supervivencia de casi el 40 % con respecto a los ratones de control –en el caso de los ubicados en zona sana y con dos horas de magnetoterapia al día– y de un 20 % –en los ubicados en zonas telúricamente alteradas–. También fueron registradas en el estudio una serie de pautas de comportamiento habitual, como quietud, percepción del olor, aseo espontáneo, acción motora, alimentación y acción de escarbar (ver gráfico).
  
Las conclusiones del estudio son que la imanterapia puede resultar una buena ayuda para mejorar las constantes vitales de los animales –se supone que incluidos los seres humanos–, aunque la presencia de ciertas radiaciones terrestres en zonas telúricamente alteradas se superponen a sus efectos, causando patrones negativos en todas las pautas estudiadas.

El resultado de la investigación mostró que los ratones ubicados en zona neutra tenían el índice de pervivencia mayor, retrasando significativamente el desarrollo de tumores con respecto a los ratones de control y sobre todo a los expuestos en zonas de intensa alteración telúrica.

En el controvertido terreno de las incidencias sobre la salud de la contaminación electromagnética se han publicado numerosos informes e investigaciones que no dejan lugar a dudas que los campos electromagnéticos artificiales interactúan con la biología y el electromagnetismo corporal, creando diversas alteraciones tanto del sistema inmunológico (disminución de la producción de melatonina) como neuronal, predisponiendo al cuerpo a padecer con mayor probabilidad enfermedades degenerativas, tumores y serias disfunciones del sistema inmunológico, tal como muestran las conclusiones preliminares del estudio REFLEX de la Unión Europea (2004). El estudio fue financiado por la Unión Europea, Suiza y Finlandia. En dicho estudio, doce laboratorios experimentaron a doble ciego sobre el ADN de células humanas y animales expuestas a ELF (50 Hz) y a las radiofrecuencias de la telefonía móvil (1800 MHz- pulsadas o no en 217 Hz). Para la telefonía móvil las dosis utilizadas de energía (TAS) fueron de 0´3 a 1 W/Kg, inferiores pues al umbral de 2W /kg recomendado por la Comisión Internacional para la Protección contra las Radiaciones No Ionizantes. El estudio mostro con claridad que “los campos electromagnéticos generados por los teléfonos móviles provocan rupturas del ADN y aumentan las aberraciones cromosómicas en determinadas condiciones de energía y de duración de exposición”. Recientemente, un estudio alemán realizado por J. Schüz y colaboradores (2006)subraya el aumento de gliomas (2´2 veces más) en los que sólo utilizan teléfonos portátiles después de 10 años de uso. (Cellular phones, cordless phones, and the risks of glioma and meningioma. Am. J. Epidemiol. 2006.Online ISSN 1476-6256). (foto antena movil)

En el Congreso Brasileño de Geobiología y Biología de la Construcción celebrado en Sao Paulo en septiembre del 2006, entre las numerosas ponencias presentadas, destacó la exposición del trabajo fin de carrera de la Ingeniera Eléctrica Adilza Condessa Dode –Belo Horizonte 2003- que mostró las claras correlaciones entre el incremento de tumores cerebrales y la exposición a emisiones de microondas cercanos al cerebro, que supone el uso de teléfonos celulares y sobre todo el grave problema que ha generado la proliferación y proximidad de los domicilios de antenas de telefonía móvil (ver gráfico Telefonía móvil y cáncer).

En este mismo contexto, se enmarca la ya conocida resolución de Salzburgo del año 2000, sobre instalaciones de emisoras de telefonía móvil, que fija los límites de exposición a microondas de telefonía móvil (0,01 µW/cm2) a partir de los cuales se observan posibles daños para la salud de las personas expuestas a dichas radiaciones. Recientemente – febrero 2006– la resolución de Benevento, firmada por un nutridísimo grupo de científicos e investigadores, señala que: “las evidencias acumuladas indican que hay efectos adversos para la salud como resultado de las exposiciones laboral y publica a los campos eléctricos, magnéticos y electromagnéticos, o CEM, en los niveles de exposición actuales”; y anima a los gobiernos a que: “adopten una normativa marco de pautas para la exposición publica y laboral a campos electromagnéticos (CEM) que reflejen el Principio de Precaución, como algunos países lo han hecho ya”. (La resolución de Benevento podéis hallarla traducida al castellano en la web:www.ecologistasenaccion.org )

Las dudas planteadas hasta ahora por los científicos más reticentes a aceptar los riesgos de la contaminación electromagnética basándose en que no existía una explicación clara sobre los mecanismos que inducirían alteraciones biológicas han sido aclaradas por el Dr. Richard Gautier que ha desarrollado una síntesis en forma de diagrama (ver gráfico: diagrama de los mecanismos vinculados…) que sintetiza los mecanismos de interacción biológica vinculados a los campos electromagnéticos (CEM).

Referente a las investigaciones relacionadas directamente con la geobiología está el estudio realizado en 2005 por prestigiosos catedráticos e investigadores como el Dr. Darío Acuña Castroviejo, el Dr. Jesús Fernández Tresguerres y el Dr. Tomas Ortiz Alonso, junto al profesor José Luís Bardasano, realizado con personas que durmieron durante un mes en una cama y colchón convencional y otro mes en una cama y colchón hechas de materiales naturales como la madera (tratada con productos ecológicos),el látex, el algodón la lana merina. El estudio muestra evidencias claras de que dormir evitando la exposición a radiaciones y campos electromagnéticos, aumenta la capacidad antioxidante del organismo y reduce la presencia en la sangre de radicales libres, incrementando de forma notable la autoregeneración de la persona que duerme en la cama que protege de la contaminación electromagnética.