jueves, 2 de junio de 2016

Meditación

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La Meditación tal y como la entendemos en Occidente es una forma de hacer que la máquina de producir pensamientos, es decir, la mente, pare por unos instantes, y deje paso a lo que cada uno lleva en su interior. Pero en realidad, la Meditación es mucho más que eso. Aparte de hacer que tomemos las riendas de “la loca de la casa” como llamaba Santa Teresa a la mente, Meditar nos concede la posibilidad de abrir un espacio dentro de nosotros en el que estar en completa calma, nos da la llave para tomar contacto con nuestra esencia, con aquello que somos verdaderamente y que la inercia de las cosas, la vorágine de la vida “civilizada” y “moderna” nos ha hecho arrinconar, hasta casi olvidarlo. Nos hemos olvidado de nosotros mismos y por eso nos hemos sentido perdidos en numerosas ocasiones.

Las técnicas de relajación consiguen que soltemos el estrés acumulado y que se genere una sensación placentera en nuestro cuerpo. La Meditación, además, nos lleva a un estado de plenitud, donde la mente ya no gobierna nuestras acciones y el mundo de imposiciones y prisas y enfados y materialismo, y… toma otra perspectiva. Porque en ese estado yo estoy conmigo, puedo mirarme por dentro y sentirme, y tocar la divinidad que llevo en mi interior. Y en ese estado se crea el silencio, un lugar para ser; hay una liberación, la respiración se ralentiza, el sistema nervioso recupera su ritmo normal. Entonces, la mente se serena para dejar paso a la paz del espíritu. Se despierta la consciencia dormida, ésa que nos sirve para ver con claridad y que nos nutre el alma de buenos sentimientos.

Somos chispa divina y ya Buda, que significa “El Iluminado”, nos los dijo, que todos podríamos alcanzar ese estado de felicidad completa, que todos somos budas en potencia. Lo único que nos falta es práctica. Ponemos un pie después de otro y así comenzamos a caminar pausadamente por el sendero que lleva hasta nuestro corazón.  Cuando llegamos allí nos damos cuenta de que la vida es mucho más feliz vista desde ese ángulo. Allí encontramos el gran Amor, el incondicional.

Como dijo otro maestro al que conocemos y queremos, la Meditación es la Vida, porque una vez que la integras en ti, todo es Meditación, no sólo el momento en que te sientas durante unos minutos en silencio. Llevar la Meditación a cada instante que vivamos, ése es nuestro gran reto.

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