Como
no podía ser de otra manera en un mundo imbuido en el patriarcado, el
tipo de pensamiento que se refuerza en las escuelas es el pensamiento lineal,
forzando de alguna manera a las niñas a adoptar este tipo de procesos
cuando en su naturaleza predomina el pensamiento holístico. No es
casualidad que este sea el tipo de pensamiento utilizado por los
hombres.
Durante
décadas nos han enseñado que el proceso de pensamiento lineal es el más
lógico: Hay que partir de A para llegar a C, tomando por ciertos no
sólo A si no también C y B. No tienen cabida en esta estructura premisas
contrarias, sólo se admiten las verdades contrastadas y como resultado
estamos dejando fuera un montón de información muy valiosa.
Con el pensamiento holístico en
cambio no sucede esto, pues tiende a relacionar cuestiones que podrían
parecer contrarias, aceptando la coexistencia de múltiples
posibilidades. De forma que para llegar a C podemos partir de X e ir
saltando a D o a G, podemos movernos libremente en cualquier dirección,
incluso empezar por el final.
El
pensamiento holístico permite ver primero la cuestión en su totalidad
para a continuación organizar los detalles, es sin ninguna duda el tipo
de pensamiento más creativo y la especialidad del hemisferio derecho del
cerebro.
Por
suerte las cosas están cambiando y hoy en día hay muchos autores que
hablan de cómo recuperar o alimentar el pensamiento holístico entrenando
el hemisferio derecho del cerebro, que es en dónde residen este tipo de
procesos.
A
la hora de enseñar, no sólo debemos utilizar estrategias que hagan
trabajar al lado derecho del cerebro, fomentar el pensamiento holístico,
si no que debemos promover el uso de los dos tipos de pensamiento pues
ambos se complementan.
Cuando
encaremos un nuevo aprendizaje, podemos utilizar los procesos
holísticos para reunir toda la información posible y después utilizar el
pensamiento lineal para organizar y centralizar la información.
Estaremos de esta forma promoviendo el aprendizaje creativo.
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